Aún con el corazón palpitante por el regalo de edición sobre la etapa Creepy-Eerie de Corben, es hora de hacer una valoración de una de sus obras más recientes: Ragemoor. Cuando se anunció, hace ya un año, Strnad nos prometió una mezcla de los universos de Poe y Lovecraft, sin lugar a duda los dos grandes maestros del género de terror. Y puedo afirmar ya que Strnad ha cumplido su promesa.
La primera entrega (recordemos que es una miniserie de 4 números) simplemente deslumbra. Strnad nos presenta a los personajes principales junto, no lo olvidemos, al que es el verdadero protagonista de la historia: el castillo Ragemoor. Si el guión es sumamente eficaz, unos visitantes escépticos que pronto se percatan encontrarse en una prisión imposible de escapar, el arte de Rich es simplemente deslumbrante. Es una vuelta al Corben que disponía de tiempo y recursos para crear un mundo fantástico que se manifestaba más real que nunca. Los medios, tal como Rich ha mostrado en algún making-off, comprenden desde infografía 3D hasta esculturas y fotografías. Incluso el más mínimo detalle está enormemente conseguido.
A partir del segundo número (dark horse aceptó publicarlo a condición se hicieran 3 episodios más) el estilo se simplifica (vuelven, cómo no, los problemas de plazos de entrega). Pero como ya es habitual en Corben, esto no se traduce en una reducción de la calidad: si antes teníamos ambientes hiperdetallados, ahora tenemos un entorno insinuado. De las incógnitas planteadas en la primera entrega (¿qué demonio hacen los babuínos que moran en los cimientos?) se nos dan algunas respuestas. Y a cada incógnita resuelta, se nos muestra más y más, un trasfondo insondable y amenazador: un acercamiento al mal más absoluto.
La tercera entrega, a diferencia de las primeras, tiene un final abierto, a la espera de un desenlace que se adivina trágico, sin escapatoria posible. Ahora todo el mundo muestra su verdadera cara y, en una fascinante escena onírica, nos percatamos de que el origen de Ragemoor quizás no es el que creíamos desde un principio.
Para finalizar la historia, los autores se esforzaron por no dejar ningún cabo suelto, y la verdad que lo han conseguido. Para ello se reunieron varias veces para discutir hasta el más mínimo detalle.
Esta es sin duda una de las obras más terrorríficas y desesperanzadas que he leído nunca. Donde se materializa un destino peor que la muerte (que finalmente acaba siendo una liberación, un escape a un atroz sufrimiento físico y psíquico).
Sin embargo, el concepto de la obra, permite la posible (Strnad no lo descarta) realización alguna secuela o precuela. Esperemos que el tándem Strnad-Corben vuelva a repetir próximamente. Tengo la sensación que se compenetran tanto, que sus colaboraciones aportan un enfoque, un entusiasmo, una originalidad, que difícilmente podremos ver en otros tándems.
Por cierto, el 7 de Noviembre tendremos el recopilatorio en tapa dura.
La primera entrega (recordemos que es una miniserie de 4 números) simplemente deslumbra. Strnad nos presenta a los personajes principales junto, no lo olvidemos, al que es el verdadero protagonista de la historia: el castillo Ragemoor. Si el guión es sumamente eficaz, unos visitantes escépticos que pronto se percatan encontrarse en una prisión imposible de escapar, el arte de Rich es simplemente deslumbrante. Es una vuelta al Corben que disponía de tiempo y recursos para crear un mundo fantástico que se manifestaba más real que nunca. Los medios, tal como Rich ha mostrado en algún making-off, comprenden desde infografía 3D hasta esculturas y fotografías. Incluso el más mínimo detalle está enormemente conseguido.
A partir del segundo número (dark horse aceptó publicarlo a condición se hicieran 3 episodios más) el estilo se simplifica (vuelven, cómo no, los problemas de plazos de entrega). Pero como ya es habitual en Corben, esto no se traduce en una reducción de la calidad: si antes teníamos ambientes hiperdetallados, ahora tenemos un entorno insinuado. De las incógnitas planteadas en la primera entrega (¿qué demonio hacen los babuínos que moran en los cimientos?) se nos dan algunas respuestas. Y a cada incógnita resuelta, se nos muestra más y más, un trasfondo insondable y amenazador: un acercamiento al mal más absoluto.
La tercera entrega, a diferencia de las primeras, tiene un final abierto, a la espera de un desenlace que se adivina trágico, sin escapatoria posible. Ahora todo el mundo muestra su verdadera cara y, en una fascinante escena onírica, nos percatamos de que el origen de Ragemoor quizás no es el que creíamos desde un principio.
Para finalizar la historia, los autores se esforzaron por no dejar ningún cabo suelto, y la verdad que lo han conseguido. Para ello se reunieron varias veces para discutir hasta el más mínimo detalle.
Esta es sin duda una de las obras más terrorríficas y desesperanzadas que he leído nunca. Donde se materializa un destino peor que la muerte (que finalmente acaba siendo una liberación, un escape a un atroz sufrimiento físico y psíquico).
Sin embargo, el concepto de la obra, permite la posible (Strnad no lo descarta) realización alguna secuela o precuela. Esperemos que el tándem Strnad-Corben vuelva a repetir próximamente. Tengo la sensación que se compenetran tanto, que sus colaboraciones aportan un enfoque, un entusiasmo, una originalidad, que difícilmente podremos ver en otros tándems.
Por cierto, el 7 de Noviembre tendremos el recopilatorio en tapa dura.